Son muchos y variados los factores que afectan en el día a día, haciendo que la salud de las personas se vea perjudicada. Entre estos factores se incluyen una mala alimentación, el estrés de las actividades cotidianas, una mala postura, las preocupaciones que nos abordan o el simple hecho de no poder dormir plácidamente, todos ellos en su conjunto afectan al funcionamiento del organismo creando una serie de tensiones en el cuerpo del individuo. Es en estas tensiones en las que se centra la osteopatía o, concretamente, el osteopáta, terapéutico que con sus manos intenta analizar las dolencias del paciente, ocasionadas por los factores citados, y aliviarlas o eliminarlas.
La osteopatía es una disciplina que se centra en la visión de que el cuerpo es un conjunto único, no lo separa en estructuras y órganos, es decir, no se concentra en aliviar el foco del dolor sino más bien en recuperar el equilibrio del paciente de manera integral. El objetivo es recuperar la movilidad, obtener una postura correcta y conservar todas las funciones orgánicas en su perfecta actividad.
Su uso está recomendado para todos los públicos ya que, como se ha mencionado, se centra en dolencias ocasionadas por factores cotidianos. Además se emplea en una gran variedad de trastornos y alteraciones orgánicas como son los esguinces, contracturas y tendinitis, es decir, alteraciones osteo-articulares y músculo-esqueléticas; en alteraciones digestivas como estreñimiento o hernias; o incluso en trastornos del sueño y ansiedad.
Durante la práctica deportiva el cuerpo se somete a un sobreesfuerzo, ocasionando en algunos casos dolores agudos debido a la adaptación del organismo del deportista a este gran esfuerzo. Cuando las lesiones son más complejas de lo que parezcan transmitir, la osteopatía es una buena aliada en la búsqueda de la causa de esta lesión, ayudando en una mejor adaptación del deportista al ejercicio concentrándose en los problemas que impidan el funcionamiento normal del cuerpo ante un esfuerzo.